Crear espacios inclusivos, es sin duda un desafío, sobre todo porque cuando hablamos de inclusión, no se está hablando de la ubicación física de un niño con necesidades educativas especiales, sino de crear espacios dentro de la comunidad a través de prácticas y estrategias que permitan favorecer la permanencia y la pertenencia de todos los niños dentro de comunidad a la que pertenecen, facilitando no solo el aprendizaje de habilidades académicas sino también la amistad y la colaboración.
Es por eso que las prácticas educativas inclusivas deben tener en cuenta la originalidad de cada niño y su entorno, utilizando sus características particulares y su estilo de aprendizaje a favor de los mismos, aprovechando de esta manera las estrategias y recursos disponibles para estimular a cada educando.
Para asegurar el éxito de estas prácticas inclusivas, es necesario que todos los establecimientos educativos (escuela común, escuela especial, centros de día, centros terapéuticos, etc) establezcan índices propios de logros, priorizando y evaluando colectiva y permanentemente los resultados.
De esta manera es posible superar la rigidez que propone el propio sistema educativo y de todos aquellos que lo componen. Sin duda la habilidad y la capacidad de los educadores, profesionales y asistentes intervinientes es fundamental para la consecución y el éxito de dichos espacios.
Así mismo podremos asegurarnos el éxito de estas prácticas, si dentro de los distintos espacios no solo incluimos a todos los niños, sino sobre todo fomentamos una cultura inclusiva, llevando a cabo un trabajo cooperativo y eficaz entre los responsables y utilizando diferentes recursos y estrategias basadas en la singularidad de los niños, a través de un modelo flexible de organización, disponiendo de una programación específica y sistemática, evaluando permanentemente a los alumnos a través de prácticas tendientes a generalizar sus aprendizajes dentro de la comunidad a la que pertenecen.
Por lo pronto es fundamental crear espacios de encuentro donde compartir preguntas, dudas y logros, sobre las distintas realidades educativas y prácticas inclusivas, brindando de esta manera instrumentos teórico - prácticos que ayuden a pensar y reflexionar sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje frente a niños y jóvenes con necesidades educativas especiales y apoyando a las familias y a la comunidad en la construcción de nuevas hojas de ruta que nos lleven a prácticas educativas inclusivas.
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