Fragmento del Guía Práctica TEA para Padres y Profesionales.
Como ya hemos establecido, la comunicación y el lenguaje manifiestan alteraciones en las personas con TEA. También hemos mencionado en otras publicaciones que es fundamental el diagnóstico certero, al igual que su tratamiento y estimulación tempranos cuando se detectan las primeras dificultades. Tomando en cuenta el nivel de desarrollo que el niño manifiesta se deberá ofrecer un abanico de estrategias prácticas y lúdicas que puedan ser desarrolladas en todos los ambientes en los que el niño participa (terapéutico, educativo y social). Sera necesario, por tanto, partir de la evaluación continua y sistemática de las competencias del niño, para establecer objetivos específicos dentro de la zona próxima de desarrollo . En las primeras etapas, es necesario utilizar sistemas alternativos y aumentativos de comunicación (SAAC) para garantizar la posibilidad de comunicación y de comprensión. Cuando pensamos en un niño con autismo, lo primero que nos viene a la cabeza son situaciones en las que el o los niños están sumidos en acciones en las que nos resulta difícil o no sabemos cómo intervenir (por ej golpear, dar patadas, dar vueltas, gritar, llorar, herirse o herir a los demás, etc). Así mismo, rápidamente nos damos cuenta que hay muchas habilidades que el niño no posee (juego apropiado, comunicación funcional, interacción social, capacidad de esperar, etc) Nos encontramos aquí frente a un dilema: ¿Por dónde empezamos?, ¿debemos empezar por las conductas en exceso? ¿Debemos empezar por las conductas en defecto? El enfoque tradicional sugerirá que es fundamental deshacerse de las conductas inapropiadas (en exceso) con la “esperanza” de que una vez resueltas el niño pueda empezar a aprender. Sin embargo, esto implica que los niños solo aprenden cuando están “sentados, quietitos y mirando al frente” y esto es FALSO!!!
Por supuesto esto haría nuestro trabajo más sencillo, pero no es la tarea que aquí no ocupa. La realidad es que los niños aprenden de múltiples maneras y en múltiples situaciones, cuando están jugando en el piso, mientras están deambulando (aparentemente sin sentido), cuando parecen ajenos a todo lo que los rodea, etc. Es de vital importancia entender que las conductas del niño son una muestra de sus intenciones con lo cual cualquier plan de intervención deberá tender a mejorar y transformar de manera progresiva las funciones comunicativas. Cuanto mejores sean estas (conductas en defecto) menos necesidad tendrá de recurrir a conductas inapropiadas (conductas en exceso). Con el correr del tiempo, educadores y terapeutas deberán trabajar en el desarrollo de múltiples estrategias para intentar mejorar la comunicación de los niños con TEA y como resultado de estas, se obtendrán paulatinas mejoras en las conductas y comportamientos en todos los ámbitos.
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